Los periodos de descanso se tienen que reducir al máximo. Cuando se realicen descansos, se deben hacer decansos activos.
Hay que adaptar el cuerpo al esfuerzo para reducir paulatinamente el cansancio físico. El trabajo tiene que ser continuo con los descansos adecuados a ese esfuerzo.
Al principio, el individuo está sometiendo el cuerpo a entrenamiento. Descansos cortos sobreentrenan y pueden llevar a fatiga crónica, provocando una disminución del nivel de rendimiento.
La capacidad de rendimiento aumenta al dejar al organismo del individuo que se recupere.
De este modo, podemos resumir, que descansos cortos sobreentrenan, descansos largos no entrenan, y descansos proporcionales permiten el fenómeno de supercompensación.
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